Se necesitan pastores / Necessita-se de pastores / Pastors are needed

Se necesitan pastores -pastores fieles- que no halaguen al pueblo de Dios ni lo traten con aspereza, sino que lo alimenten con el pan de vida. / Necessita-se de pastores - pastores fiéis - que não lisonjeem o povo de Deus, nem o tratem com aspereza, mas o alimentem com o pão da vida. / Pastors are needed -faithful shepherds- who will not flatter God"s people or treat them harshly, but who will feed them with the bread of life.

EL DIOS QUE YO CONOZCO

1.20. La Segunda Tentación de Cristo - I

"Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra" (Mateo 4:5, 6).

Satanás supone ahora que ha hecho frente a Jesús en su propio terreno. El astuto enemigo le presenta palabras procedentes de la boca de Dios. Se da todavía por un ángel de luz y evidencia conocer las Escrituras y comprender su significado.

Como Jesús empleó antes la Palabra de Dios para sostener su fe, el tentador la usa ahora para apoyar su engaño. Pretende haber estado tan sólo probando la fidelidad de Jesús, y elogia su firmeza. Como el Salvador había manifestado confianza en Dios, Satanás le insta a dar otra prueba de su fe.

Pero otra vez la tentación va precedida de la insinuación de desconfianza: "Si eres Hijo de Dios".

Cristo se sintió tentado a contestar al "si;" pero se abstuvo de la menor aceptación de la duda; no podía hacer peligrar su vida a fin de dar pruebas a Satanás.

El tentador pensaba aprovechar de la humanidad de Cristo e incitarle a la presunción.

Pero aunque Satanás puede instar, no puede obligar a pecar. Dijo, pues, a Jesús: "Échate abajo," sabiendo que no podía arrojarle, porque Dios se interpondría para librarle.

Ni podía Satanás obligar a Jesús a arrojarse. A menos que Cristo cediese a la tentación, no podía ser vencido. Ni aun todo el poder de la tierra o del infierno podía obligarle a apartarse en un ápice de la voluntad de su Padre.

El tentador no puede nunca obligarnos a hacer lo malo. No puede dominar nuestra mente, a menos que la entreguemos a su dirección.

La voluntad debe consentir y la fe abandonar su confianza en Cristo, antes que Satanás pueda ejercer su poder sobre nosotros. Pero todo deseo pecaminoso que acariciamos le da un punto de apoyo. Todo detalle en que dejamos de alcanzar la norma divina es una puerta abierta por la cual él puede entrar para tentarnos y destruirnos.

Y todo fracaso o derrota de nuestra parte le da ocasión de vituperar a Cristo.

No hay comentarios: