“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. ANTES, EN TODAS ESTAS COSAS SOMOS MÁS QUE VENCEDORES POR MEDIO DE AQUEL QUE NOS AMÓ.” (Romanos 8: 35-37).
Jesús no presentó a sus seguidores la esperanza de alcanzar gloria y riquezas terrenas ni de vivir una vida libre de pruebas. Al contrario, los llamó a seguirle en el camino de la abnegación y el vituperio. Los siervos de Dios no reciben honores ni reconocimiento del mundo.
ESTEBAN fue apedreado porque predicaba a Cristo y Cristo crucificado. PABLO fue encarcelado, azotado, apedreado y finalmente muerto, porque era un fiel mensajero de Dios a los gentiles. JUAN fue desterrado a la isla de Patmos, “por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo” (Apocalipsis 1: 9). Estos ejemplos humanos de constancia en la fuerza del poder divino son para el mundo un testimonio de la fidelidad de Dios a sus promesas, de su constante presencia y gracia sostenedora.
En
todas las épocas Satanás persiguió al pueblo de Dios. Torturó a sus hijos y los
entregó a muerte, pero en su muerte llegaron a ser vencedores. Testificaron del
poder de Uno que es más fuerte que Satanás.
Hombres perversos pueden torturar y matar el cuerpo, pero no pueden destruir la vida que está escondida con Cristo en Dios. Pueden encerrar a hombres y mujeres dentro de las paredes de una cárcel, pero no pueden amarrar el espíritu.
En medio de la prueba y la persecución, la gloria - el carácter - de Dios se revela en sus escogidos. Los creyentes en Cristo, odiados y perseguidos por el mundo, son educados y disciplinados en la escuela del Señor. En la tierra andan por caminos angostos; son purificados en el horno de la aflicción. Siguen a Cristo en medio de penosos conflictos; soportan la abnegación y experimentan amargos chascos; pero así aprenden lo que es la culpa y miseria del pecado, y llegan a mirarlo con aborrecimiento. Al ser participantes de los sufrimientos de Cristo, pueden ver la gloria más allá de las tinieblas.
La
gracia de Dios sea contigo.
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