Se necesitan pastores / Necessita-se de pastores / Pastors are needed

Se necesitan pastores -pastores fieles- que no halaguen al pueblo de Dios ni lo traten con aspereza, sino que lo alimenten con el pan de vida. / Necessita-se de pastores - pastores fiéis - que não lisonjeem o povo de Deus, nem o tratem com aspereza, mas o alimentem com o pão da vida. / Pastors are needed -faithful shepherds- who will not flatter God"s people or treat them harshly, but who will feed them with the bread of life.

EL DIOS QUE YO CONOZCO

6.02 - Exaltad a Jesús

El tema central de la Biblia, el tema alrededor del cual giran todos los otros es el tema de la redención, la restauración de la imagen de Dios en el ser humano. Desde la primera insinuación de esperanza que se hizo en la sentencia pronunciada en el Edén (Gen. 3: 15), hasta la gloriosa promesa del Apocalipsis: "Y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes" (Apo. 22:4), el propósito de cada libro y pasaje de la Biblia es el desarrollo de este maravilloso tema: La elevación del hombre, i.e. el poder de Dios "que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo" (1 Cor. 15: 57).

"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria". (Efesios 1: 3-14)

Nos fue dada la comisión de tornar bien claros los grandes hechos de la redención. La redención que comenzó en la mente de Dios, en algun momento de la eternidad, y que será completa cuando el pecado será finalmente borrado del universo. La redención y sus grandes temas: la encarnación de Cristo, su sacrificio, su ministerio sacerdotal en el santo de los santos, nuestra santificación y obediencia por medio de su Espíritu que habita en nosotros, el poder, el propósito y la inminencia del regreso de nuestro Señor, la aniquilación del reino de las tinieblas, la restauración al reino eterno de gloria, la eterna comunión en la familia del cielo...

En la cruz, vemos a Dios hacer el supremo sacrificio a favor del hombre, y no el hombre a favor de Dios. Antes de pedirnos que hagamos alguna cosa por él, Dios ya hizo algo por nosotros. Y lo hizo delante de la más acérrima hostilidad del hombre. Esas maravillosas nuevas, ese amor infinito, es el propio corazón del evangelio. Y ese es el evangelio que debemos presentar al mundo.

El evangelio no es sólo un adorno que debe ser acrecentado como una especie de "condimento" al final de un sermón; debe ser el fundamento de cada sermón. Nunca debes predicar un sermón sin presentar como base del evangelio a Cristo y a él crucificado.

Cuando predicamos, nuestro mensaje debe ser tan lleno de Cristo que el pueblo sea llevado a contemplar al "Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" en cada pensamiento presentado.

"Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención" (1 Cor. 1:30).

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